miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Sinfonía Fausto de Franz Liszt

Liszt en 1843
La historia del origen de la Sinfonía Fausto de Liszt se remonta a los años 1830 en Francia, en una época en la cual los románticos hacia ya tiempo que habían comenzado a manifestar su admiracion por el texto del gran poeta alemán Wolfgang Goethe, traducido al francés por Gérard de Nerval. De allí al estreno de la composición, ocurrido el 5 de septiembre de 1857 en Weimar y bajo la propia dirección de Liszt, habrían de transcurrir varias etapas. Recién cuando este abandono su brillante carrera de virtuoso del piano y se asentó en Alemania como director de la orquesta de la corte se crearon las condiciones que harían posible el nacimiento de una obra de monumentales dimenciones. Esta etapa fue la que conoció la creación de nueve de los doce poemas sinfónicos del autor (hubo un decimotercero de fecha muy posterior), que abandonaron el terreno que llevaría a la concepción de su pieza maestra. De estas composiciones, concideradas por el autor como "prolegómenos" a sus sinfonías Fausto y Dante, aprendería a manejar su técnica de la transformación motívica, conducta que le permitiría derivar de un motivo musical o su núcleo múltiples y contrastantes temas, suficientemente diferenciados como para convertirse, por un lado en expresión de personalidades psicológicas inconfundibles y por el otro lado, en características formales distintivas, que harían de cada sección totalidades perfectamente distinguibles entre si.
Cuando el compositor abordo la elaboración de su Faust-Symphonie, la idea de una música de programa había madurado bastante en el como para entender que la concepción literaria podía convertirse en la sustancia musical de una pieza con la condición de que aquella pudiera traducirse en términos de estructura musical, pero de suerte que esta resultara en todo cazo garantizada. Habiendo probado la combinacion de una idea literaria con materiales sonoros, estuvo en situación de transferir ese principio estético al genero de la sinfonía. Por considerar que el mundo sinfónico instrumental había alcanzado con Beethoven un grado de completitud, pensó que solo un obra que estuviera a la altura del genio Bonn, pero penetrada enteramente por la idea poética, estaba en situación de llevar mas adelante el nivel alcanzado. Esto únicamente podía suceder valiendoce de un asunto literario "moderno", correspondiente a una "epopeya filosófica", como lo era el Fausto de Goethe. Es decir, un drama de intrincado desarrollo, pero puramente interior.
Por ello se buscara en vano la traducción directa en la composición de Liszt de los acontecimientos y de la acción exterior que caracterizan al producto literario. No la representacion de los hechos de la figura principal, si en cambio, la excreción de los afectos que a ellos corresponden; mucho mas lo que el héroe ha sentido y no tanto como a actuado. Representar los procesos internos y los movimientos psicológicos de los personajes es la tarea de la música, lo que le permite ir mas allá del limite de la literatura y decir lo que solo la música puede expresar. De ahí que parezca mas correcto hablar de una "unificacion" de lo poético y lo musical y no tanto de una "conexión". Una mirada en particular sobre el primer complejo movimiento del Fausto de Liszt deja percibir la clara y equilibrada relación de las partes formales junto a una extrema heterogeneidad de los detalles. Las tres tradicionales divisiones del Allegro de Sonata, Exposición, Desarrollo y Reexposicion, precedidos en este caso de una introducción, resultan nitidamente perceptibles. Lo cual contrasta con los frecuentes cambios de movimiento y la multiplicidad de los caracteres representados que da una impresión de una variopinta sucesión de momentos breves y poco conectados. Si la introducción consiente en manifestar el estado de animo del Fausto meditativo, que rumia sus pensamientos, en el monologo inicial, el tema principal siguiente con sus saltos expresivos parece ofrecer un retrato del anhelo y la pasión que lo caracterizan en el drama. El segundo tema "agitato" responde a su incoercible impulso hacia la vida, que ha sido llamado "el impulso fáustico". La cantinela de un tercer tema traduce "el goce mas doloroso" y un cuarto parece ganado de la idea enfaticamente establecida por e personaje de que "Al comienzo estaba la acción".
A Margarita esta dedicado el segundo movimiento. Dos temas cantables la muestran: uno traduce su amable inocencia, el otro tiene acentos mas pasionales, pero sobriamente expresados. En su idilio, se mezclan los temas de Fausto que proceden del primer tiempo y una emocionada escena amorosa se teje en la sección central. El tercer movimiento responde a la caracterización de Mefistófeles como el espíritu que permanentemente niega, que quiere el mal y crea el bien, en un sentido profundo. No tiene tema propio, sino que su caracterización resulta de la deformacion musical de los temas propios de Fausto. Solo Margarita permanece intocada por esta transformación: como pura forma prepara el desenlace final. Los temas comienzan a reaparecer en su versión original. Liszt debe llegar a una resolución positiva.

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